Por la senda de José Martí transita Fidel Castro Ruz en La historia me absolverá cuando realizauna radiografía de la sociedad cubana de mediados del siglo XX y establece las bases para una política de alianzas, abarcadora, integradora y unitaria de todos los sectores socio clasistas entonces oprimidos y explotados -obreros, campesinos, desempleados, pequeños propietarios, profesionales, intelectuales, analfabetos, blancos, negros, chinos, mestizos, católicos, protestantes, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y otros-, política de alianzas que no solo condujo al triunfo de la Revolución Cubana, sino que le sirve para mantener la más amplia y sólida unidad de todo el pueblo, condición indispensable para sortear las múltiples agresiones y escollos que se le han interpuesto en el proceso de construcción del socialismo.
El enfoque abarcador, integrador y unitario de la Revolución Cubana fue el que guió el proceso de transformación de la alianza en unidad y de la unidad en fusión y síntesis de las organizaciones que lucharon contra la tiranía de Fulgencio Batista, el Movimiento "26 de Julio", el Partido Socialista Popular y el Directorio Estudiantil "13 de Marzo", aliadas primero en las Organizaciones Revolucionarias Integradas, aglutinadas después en el Partido Unido de la Revolución Socialista y fundidas y sintetizadas, a partir de 1967, en el Partido Comunista de Cuba, que es hoy el partido único de la nación cubana, no por omisión o exclusión de otras fuerzas políticas democráticas, populares, progresistas y revolucionarias, sino como resultado de la más amplia, profunda y sólida convergencia política e ideológica.
Por la senda de José Martí transita también la política exterior de la Revolución Cubana desde el 1ro. de enero de 1959, dirigida a promover la convergencia, la unidad y la integración de las naciones, pueblos, fuerzas políticas y movimientos populares de todo el mundo, sobre la base de una plataforma antiimperialista, de defensa de la soberanía, la autodeterminación y la independencia, que constituye el punto de partida para el diseño y ejecución de cualquier estrategia orientada a alcanzar el desarrollo económico y social sustentable, con verdadero sentido de justicia y equidad.
Con ese objetivo en mente, la Revolución Cubana: 1)estimuló -en su momento- el acercamiento y la colaboración entre la Unión Soviética y demás países socialistas y las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias del "Tercer Mundo", destinado a fomentar el beneficio mutuo derivado de la interacción de dos vertientes fundamentales del movimiento popular de la segunda mitad del siglo XX; 2) desempeña un papel activo en el Movimiento de Países No Alineados y otros organismos y conferencias representativos del mundo subdesarrollado, en los que se aprecia la agudización de las contradicciones derivada de la crecientemente voraz acción política, económica y militar de un imperialismo; 3) amplía y profundiza sus relaciones con las más diversas fuerzas políticas y movimientos populares del planeta, y 4) mantiene -en correspondencia los requerimientos de cada momento histórico- una indeclinable política internacionalista.
Batallas como la campaña por el no pago de la deuda externa, el combate a la globalización neoliberal y la promoción de la globalización de la solidaridad y, más recientemente, el estímulo brindado al movimiento continental contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), constituyen ejemplos de la visión abarcadora, integradora y unitaria de la Revolución Cubana, que parte de la identificación de las contradicciones nacionales y socio clasistas del mundo de entre siglos, agudizadas en grado extremo por el carácter excluyente y polarizador del capitalismo monopolista transnacional. Con esa misma vocación, Cuba incorpora a su batalla de ideas la lucha contra el incremento de la agresividad del imperialismo que, escudado en los actos terroristas del 11 de setiembre del 2001, desata una cruzada belicista contra las naciones, fuerzas políticas y movimientos populares que se enfrentan a su dominación. Es esta la vocación la que impulsa a la Revolución Cubana a brindarle una atención prioritaria a espacios como el Foro de Sao Paulo y el Foro Social Mundial, que constituyen laboratorios de ideas y acciones en los que se diseña y se someten a prueba la política de alianzas que habrá de rendir fruto a las fuerzas políticas y populares del mundo en el siglo XXI.
La fórmula que el Partido Comunista de Cuba propone para el éxito de la política de alianzas de la izquierda marxista es la concepción de las alianzas como un primer paso hacia la convergencia, la unidad, la fusión y la síntesis de las reivindicaciones, necesidades, aspiraciones e intereses de todos los sectores socio clasistas oprimidos y explotados, es decir, no como una simple y circunstancial coalición electoral en la que distintos factores "negocian" el intercambio de apoyos recíprocos para la consecución de sus respectivos intereses particulares -algo que conduce a contradicciones sobre el camino a seguir y, eventualmente, provoca la ruptura de la alianza-, sino como el inicio de un proceso estratégico, concebido a largo plazo, de construcción de consensos y elaboración de un programa común de gobierno, que no solo enfrente, sino que revierta las secuelas del neoliberalismo, cuya continuidad y resultados estén garantizados por la más amplia y democrática participación y representación de todos esos sectores en su ejecución. Las formas organizativas que adopte este proceso estarán determinadas por las condiciones en que se desarrolla la lucha de cada pueblo, ya sea de uno o varios partidos, un movimiento, un frente, una coalición o una alianza, de la cual se dote a sí mismo el sujeto social revolucionario para emprender ese difícil, pero ineludible camino hacia la unidad.
En América Latina, en los inicios del siglo XXI, la política de alianza de los partidos comunistas y otras organizaciones marxistas tiene un amplio radio de acción en temas como la defensa de la soberanía, la independencia y la autodeterminación nacional, la promoción de una verdadera integración y unidad regional en función de los intereses de los pueblos, la reversión del proceso de apertura, desregulación, privatización y extranjerización de signo neoliberal y la oposición a la guerra y los intentos de criminalizar las luchas populares. Un buen punto de partida en la construcción de nuestras alianzas es la batalla contra el ALCA, que encarna los peores designios anexionistas del imperialismo norteamericano.
(*) Revista Teórica y Política.
Editada por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba