martes, 8 de enero de 2013

Mella: Vencedor de la muerte

           Mella: Vencedor de la muerte

En el discurso pronunciado por el Comandante en Jefe de la Revolución Fidel Castro Ruz, durante la velada solemne en el cincuentenario del Partido Comunista de Cuba, afirmó: “Mella, desde el primer instante, descolló como un extraordinario combatiente revolucionario. Inició en nuestra vieja Universidad la Reforma Universitaria, vinculó los estudiantes a los obreros, organizó el Primer Congreso de Estudiantes, fundó la Universidad José Martí, organizó la Liga Antiimperialista y fundó además, junto a Baliño y otros revolucionarios el Primer Partido Comunista de Cuba. ¡Es conmovedora la historia de esta vida tan breve, tan dinámica, tan combativa y tan profunda!”1)
Julio Antonio Mella combatió al Imperialismo Norteamericano y a su más fiel servidor en Cuba, Gerardo Machado. Sufrió prisión y salió para México, por Honduras, donde fue obligado a continuar apresuradamente para Guatemala y de este país, lo expulsaron para México, donde continuó la lucha hasta su asesinato el 10 de enero de 1929.
En la nación azteca su vida revolucionaria fue intensa, planeaba su regreso a la isla en una expedición para liberarla no sólo del dictador Gerardo Machado también del sometimiento a Estados Unidos. 



El día 5 de enero de 1929 Julio Antonio Mella desde México, denunció el intervencionismo militar de los Estados Unidos en Nicaragua y publicó en la sección del periódico El Machete, un trabajo contra el peligro de los derechistas, señaló:
Estas tendencias derechistas producidas por el alejamiento de la masa sindical de algunos directores, por exceso de pesimismo en el porvenir y en la fuerza de la clase obrera, son de lo más peligroso. La resolución de expulsar a los derechistas si no se someten, es de las más justas y necesarias. 2)
Después de trabajar en las tesis para el congreso preparatorio de la nueva Central Sindical, participó en la dirección del Socorro Rojo Internacional para fundar un Comité Pro Edificio Emiliano Zapata, que serviría de albergue para los hijos de militantes asesinados o perseguidos.
Al conocer los cables que se divulgaban en La Habana con las falsas informaciones de que había ultrajado la bandera cubana, redactó una carta para la prensa mexicana y cubana, donde desmentía tales acusaciones y un mensaje que enviaría a Cuba con iguales propósitos, para desenmascarar las calumnias. La carta fue publicada en México en el mes de febrero.
La campaña difamatoria era el preludio para preparar a la opinión pública acerca del inminente asesinato. La noche del 10 de enero, acompañado de la luchadora antifascista y comunista italiana Tina Modotti, se dirigió al ´correo para pasar el cable en el cual desmentía la maniobra del gobierno.
Alrededor de las nueve y cuarenta y cinco de la noche, se produjo el atentado, en la calle Abraham González, esquina Morelos. Fue herido mortalmente en el abdomen según certificación médica y falleció en la mesa de operaciones a las dos y cinco minutos de la madrugada del día 11. Ese mismo día los periódicos en México divulgaron las noticias sobre el crimen que impactó a los pueblos del mundo, especialmente en América Latina. El joven cubano era un líder continental. Su cuerpo estaba tendido en el Hospital de la Cruz Roja.
En los documentos de la policía del Distrito Federal de México, se explica que después de los disparos caminó unos pasos y cayó al suelo y al pasar dos transeúntes, pudo gritarles: “Machado me mandó a matar...” En ese instante su compañera pudo tomarlo entre los brazos para escuchar sus últimas palabras: “Muero por la Revolución... Tina, me muero”. La joven intentó reanimarlo, diciéndole: “No te vas a morir, estás muy joven...”3)
La policía detalló que al ser agredido vestía traje negro, corbata roja, suéter color café y camisa blanca con tirantes, que le cubría un grueso abrigo gris y que solo encontraron en sus bolsillos una pequeña libreta recién estrenada, con el nombre y teléfono de Magriñat, un lápiz y un ejemplar del periódico El Machete. No llevaba un centavo. También se informó que el cuerpo fue identificado por Leonardo Baskazeidel y Rosendo Gómez Lorenzo.
Para la opinión pública mexicana estaba claro que los asesinos fueron personas que seguían órdenes de Gerardo Machado y que sus cómplices en México trataron de convertirlo en un crimen pasional.
Los amigos y compañeros de Mella se organizaron para denunciar el hecho, salieron en manifestaciones contra la dictadura de Gerardo Machado, el embajador cubano en México Guillermo Fernández Mascaró y la policía mexicana que se estaba prestando a la farsa.
Los manifestantes llegaron hasta el interior de la embajada de Cuba y los estudiantes indignados penetraron al interior del edificio y pronunciaron vibrantes y enérgicos discursos condenando al gobierno de Machado.
El doctor Carlos Zapata Vela relató que las noticias de los periódicos y la presencia de muchos amigos y compañeros de Mella hizo que se reunieran grupos de estudiantes dentro de la Universidad, en las calles, en las escuelas cercanas y comenzó una movilización donde los estudiantes decidieron marchar por las calles para protestar. Se formó una columna numerosa que llegó a la embajada, empujó las rejas, subieron por la escalera y pronunciaron un discurso señalando al régimen de Machado como responsable del crimen.
En la ciudad de Veracruz se realizó una extraordinaria reunión de estudiantes, a la que se unieron los miembros de la delegación de la Liga Antimperialista y del Comité Manos Fuera de Nicaragua, así como cientos de trabajadores y campesinos montados a caballo que portaban grandes cartelones donde se leían consignas de condena y repudio.
La manifestación llegó hasta el consulado de Cuba en esa ciudad, donde hablaron varios oradores y señalaron al gobierno cubano como responsable del crimen. Los trabajadores portuarios de Veracruz tomaron el acuerdo de bloquear el puerto y no permitir la entrada o salida de barcos para La Habana y convocar a una huelga general en todo el país.
En la ciudad de Monterrey una importante manifestación se concentró frente al Gran Teatro Obrero y, como hecho impresionante, se destacó que la gendarmería a caballo, enviada para reprimir el acto, se unió a la protesta acusando al gobierno de Machado como responsable del homicidio.
Se publicaron varias declaraciones:una del Partido Comunista de México afirmaba que los asesinos alquilados, eran instrumentos del Gobierno cubano, títere de Wall Street.
Las protestas populares y las declaraciones de importantes intelectuales obligaron al Gobierno mexicano a realizar una investigación profesional y exhaustiva.
El 2 de octubre de 1931, la señora María Guadalupe Gil Oceguera esposa de José Agustín López Valiñas, lo denunció ante las autoridades como la persona que mató a Mella. Las declaraciones de Gil Oceguera implicaron a Santiago Trujillo Jefe de la Policía Secreta de Machado, al embajador cubano Guillermo Fernández Mascaró, a José Magriñat, a un sujeto que respondía al seudónimo del Hombre de Cunagua y otros cómplices, lo que dio origen a una nueva, extensa y profunda investigación políciaca.
Las autoridades mexicanas llevaron a cabo un proceso judicial, el cual determinó que el joven cubano Julio Antonio Mella fue víctima de un asesinato político planeado por sus enemigos radicados en Cuba. En el juicio se probó que en el homicidio participaron directamente José Agustín López Valiñas, apodado Pepe Callejitas, Miguel Francisco Sanabria Nodarse, conocido como el Hombre de Cunagua y José Magriñat Escurra.
Después del derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado y la huida de éste el 12 de agosto de 1933, José Magriñat fue ajusticiado en La Habana, Guillermo Fernández Mascaró huyó a Puerto Rico y Santiago Trujillo a República Dominicana, los otros se ocultaron.
Miguel Francisco Sanabria murió el 11 de octubre de 1942 a consecuencias de una puñalada propinada por un señor que fue estafado por éste. El 15 de abril de 1932 la Sala del Tribunal de México acusó a José López Valiñas del delito de homicidio a Julio Antonio Mella, calificado con las agravantes de alevosía, premeditación y ventaja y pidió la pena de veinte años de cárcel. Cumplió prisión y poco tiempo después se benefició de una amnistía.
El 15 de noviembre de 1958 López Valiñas, quien trabajaba como chofer del senador mexicano Efraín Brito Rosado fue abatido a tiros por desconocidos al tránsitar por la calle Cerrada de Altata, en la Colonia Condesa.
Cada 10 de enero, los revolucionarios de Cuba, México, y de otros países les rinden homenaje al joven antiimperialista que venció la muerte, las calumnias y difamaciones.
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Notas
1- Fragmento del discurso pronunciado en la velada solemne por el cincuentenario del Partido Comunista de Cuba, 22 de agosto de 1975, publicado en Granma el día 25 del mismo mes.
2) Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba. Mella Documentos y Artículos. Editorial de Ciencias Sociales p.506
3) Fuente de referencia: Julio Antonio Mella, Biografía, Adys Cupull, Froilán González. Editora Abril, 2010.
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 Por Adys Cupull y Froilán González