“Pensamiento Crítico”, trinchera de ideas
En febrero de 1967, cuando nació la revista Pensamiento Crítico a cargo de un grupo de jóvenes intelectuales cubanos que eran entonces profesores de filosofía, La Habana era un hervidero revolucionario. La publicación mensual, de unas 224 páginas, se propuso servir desde la esfera de las ideas a los que en Cuba, América Latina y el mundo luchaban por cambiar la vida y las sociedades. Durante casi cinco años publicó más de cincuenta números, abordó temas principales de su tiempo, del pensamiento y las ciencias sociales, y promovió un extraordinario intercambio de ideas, muchas veces polémicas, una divulgación ejemplar del pensamiento revolucionario más diverso y un llamado constante al ejercicio de la crítica, al servicio de las prácticas de liberación.
Punto Final sostuvo entonces numerosos intercambios con Pensamiento Crítico, en una relación fraternal consecuente con la comunidad de ideales que las animaba.
Con motivo del 40º aniversario del primer número de aquella revista, PF conversó con Fernando Martínez Heredia -que fue su director-, Aurelio Alonso Tejada y José Bell Lara, miembros de su consejo editorial.
¿Qué fue “Pensamiento Crítico”?
Fernando Martínez Heredia: “La revista fue para nosotros una tarea titánica y apasionante. Como es natural, no nos planteamos entonces lo que Pensamiento Crítico llegó a ser: la hacíamos. Como miembros de una generación joven participante en la revolución, no la veíamos sólo como una publicación teórica. Lo más importante era ser una expresión más de la revolución. Pensamiento Crítico informaba y analizaba desde una perspectiva latinoamericana, desde Cuba, desde el Tercer Mundo, y eso era inusual en el pensamiento y las ciencias sociales. Todavía predominaban las ideas y discursos eurocentristas y primermundistas. En sus formas diversas y articuladas, la colonización mental sobrevivía al fin del colonialismo; en la Izquierda también estaba muy extendida, como sujeción, a la vez, al capitalismo y a la ideología que dominaba en nombre del socialismo.
Nos sentíamos cubanos, internacionalistas y comunistas, y no nos definíamos como autóctonos. Cuba es resultado de una formidable combinación de culturas en medio de Occidente. Se ha forjado por una parte por lentas acumulaciones en medio de un proceso capitalista muy dinámico y moderno, de explotación brutal, colonialismo y neocolonialismo, y por gestas revolucionarias muy profundas, populares y abarcadoras, por otra. Intentamos conocer y exponer los saberes, temas y problemas del mundo entero; por tanto, también los de Occidente desarrollado. Pero la línea fundamental del contenido eran las ideas y las luchas por el socialismo y la liberación nacional desde el Tercer Mundo, y los problemas de sus relaciones. La insurrección en el Tercer Mundo fue la carta de presentación de los tres primeros números, y un tema privilegiado en toda la colección. El conocimiento del imperialismo era también crucial. El nivel de pensamiento y exposición trataba de ser analítico y lo más profundo que fuera posible. Los temas teóricos también ocuparon mucho espacio en la revista. Muchos intelectuales y revolucionarios latinoamericanos publicaron en Pensamiento Crítico”.
Aurelio Alonso Tejada: “En los sesenta la revista Pensamiento Crítico se logra colocar en un momento clave de la reflexión política en América Latina y, por cierto, su papel no ha sido olvidado. Fue una revista que hizo sentir a la Izquierda de la época, en nuestro continente, que en Cuba surgía una caja de resonancia teórica para abordar la problemática que enfrentaba la Izquierda latinoamericana. Incluso su desaparición generó perplejidad, porque Pensamiento Crítico se había convertido en un espacio avanzado de la reflexión y el debate sobre los grandes temas que se discutían en el mundo intelectual y político de la región; ni su aparición en la escena, ni su cierre, fueron vistos con indiferencia en el mundo intelectual latinoamericano”.
José Bell Lara: “Me parece que es necesario hablar del contexto de una revista que se publicó hace más de treinta años, ya que con el paso del tiempo se crean mitos. El pensamiento crítico de ayer tiene sentido sólo si se vincula al quehacer de hoy, a la reflexión crítica de este tiempo, que es por cierto muy distinto de los años de Pensamiento Crítico. Y como entonces, lo esencial es pensar en los problemas de hoy de acuerdo a las necesidades de hoy. Porque enfrentamos hoy un capitalismo distinto, más explotador y violento; el movimiento revolucionario tiene un déficit histórico insuperado y los movimientos sociales de hoy juegan un rol muy diferente al de ayer. Esos desafíos exigen un pensamiento y soluciones nuevas que imponen a la vez una capacidad de análisis que supere textos tradicionales y manuales”.
LANZA EN RISTRE
¿“Pensamiento Crítico” fue una iniciativa responsable o un francotirador ideológico?
Aurelio Alonso: “No, Pensamiento Crítico no podría ser caracterizada como un francotirador. Fue una iniciativa colectiva de un grupo pequeño dentro de un departamento universitario (el de Filosofía) en una sociedad socialista. Enfrentó el equívoco, incluso después de su desaparición, de ser vista como la revista teórica del Partido, pues en coincidencia con la salida de nuestra revista se había cerrado Cuba Socialista, que era el nombre del órgano que cumplía esa tarea. Existía una dinámica que imponía una lectura abierta de la realidad latinoamericana, de los proyectos para la transformación en la región y de las estrategias para construir el socialismo que la revolución cubana había empezado a transitar desde su propia práctica política. Fuimos un grupo de jóvenes comprometidos y estudiosos, no unos muchachos irresponsables. Asumimos una tarea que incluso nos rebasaba, pero con gran dedicación y compromiso, con una mirada abierta y con la convicción de los revolucionarios. No fue, como algunos creían, una revista oficial, o que respondiera a otros mecanismos de transmisión. Se podía coincidir con alguno de sus artículos y con otros no, pero nunca se nos pidió ni insinuó que siguiéramos una línea oficial. Además, era evidente que no concitábamos consenso en los niveles de dirección del país, y que más bien apuntábamos a trabajar sobre temas polémicos, pendientes de solución, o en vacíos teóricos durante ese período. En todo caso, Pensamiento Crítico no fue francotirador, ni fue un invento desde arriba ni una creación vertical. Y mientras existió fue realizada con mucha libertad y sin temores. El nombre de la revista lo escogimos buscando la expresión de la crítica marxista. La verdad es que no llegamos a este nombre desde una abstracción gnoseológica ni nada que se parezca. Lo importante es que la historia nos lo ha devuelto como un valor que agradecemos, y nos felicitamos de vernos realizados en aquella tarea”.
José Bell Lara: “Es importante recalcar que el concepto de pensamiento crítico tuvo importancia como idea, pero también como instrumento mediático, y así como ayer, algunas organizaciones latinoamericanas le dieron un uso similar. En el presente todavía existe esa mirada hacia el pasado y muchos movimientos sociales utilizan esta misma idea para la reflexión y como instrumento comunicacional”.
Fernando Martínez Heredia: “La dicotomía entre ‘oficial’ y ‘disidente’ es muy incierta. La revista no fue ni una cosa ni la otra. Fue un gran avance de la revolución dejar de tener una publicación teórico-política oficial, en 1966. La que existía desde 1962 era un calco de las existentes en los llamados países socialistas. Que nosotros no fuéramos una revista oficial era también un avance revolucionario de Cuba, porque si la publicación es oficial no sirve para el debate. No quiero hacer un juego de palabras, pero para nosotros el único sentido que tenía Pensamiento Crítico era expresar un pensamiento propio, y éste está obligado a ser crítico”.
SOCIALISMO ACTUAL
De las experiencias socialistas frustradas, ¿qué lecciones se pueden extraer?
José Bell Lara: “Podríamos afirmar que el socialismo en su primera época tuvo sus problemas, como lo tuvo el capitalismo inicial holandés o la evolución misma del capitalismo inglés, porque se trata de procesos sociales que se van abriendo paso históricamente, confrontando a lo existente; se podría incluso hablar de un socialismo primitivo”.
Aurelio Alonso: “Ciertamente falta una visión más prístina de lo negativo que sucedió con el ‘socialismo real’, pero también falta evaluar lo positivo. Existen tendencias superficiales, que intentan salvar posturas inmovilistas declarando que esto fue una obra del imperialismo y que la responsabilidad es de Gorbachov, en lugar de asumir las necesidades analíticas pertinentes. A cualquier proceso se lo puede tragar la historia, pero eso implica problemas estructurales; no tan sólo de un mal gobierno, sino de una construcción política e ideológica deformada. Es necesario entender que posiblemente existió una inviabilidad histórica del experimento socialista del siglo XX, que no se pudo sostener. En ese sentido, falta un entendimiento crítico y profundo de lo acontecido. Y el ángulo crítico del pensamiento de nuestro tiempo no puede estar sólo centrado en el imperialismo, sino que debe contener el cuestionamiento del socialismo real y, al mismo tiempo, el rescate de las realizaciones de esos experimentos socialistas. Tal vez el experimento del socialismo del siglo XX fue prematuro aunque, por otro lado, fue un avance generado por la historia. Tal vez la crisis del capitalismo habría que pensarla, desde entonces, como una crisis de más largo plazo, para pronosticar su colapso. Tampoco quiero decir que aquel socialismo estaba condenado al fracaso, ni estoy convencido de que fuera algo insalvable, como no sabríamos precisar hoy hacia donde va China. Del mismo modo, ¿cómo podemos nosotros afirmar hacia donde estamos empujando el socialismo de Cuba, sin certezas acerca de cómo será su futuro? Indudablemente aspiramos a que sea el mejor de los socialismos posibles, porque no queremos que suceda lo que le sucedió a otros socialismos. Por eso, debemos comprender abiertamente lo que ocurrió en otras latitudes con el socialismo y prepararnos para no reincidir en similares fracasos”.
Fernando Martínez: “El socialismo latinoamericano actual debe ser modesto y audaz, militante, creativo y flexible; tiene delante de sí posibilidades muy grandes. En sólo medio siglo, el más contradictorio de los continentes ha sido sometido a una férrea centralización del capital, al pago de tributos, a dictaduras terribles y democracias estériles, para subordinarlo totalmente al capitalismo mundial con efectos devastadores sobre la población, las economías, la vida social, la soberanía estatal. En las últimas décadas, el capitalismo ha abandonado su propia promesa -de libertad, democracia, despegue y desarrollo- todo eso se acabó. Y con ello la más prestigiosa de las ideas que gobernaban la mente de las personas: la del progreso. Mientras, las luchas sociales y políticas populares fueron aplastadas y disgregadas, y la idea del socialismo fue desprestigiada por el final indecente de los regímenes europeos llamados socialistas. Pero en estos últimos años se está levantando América Latina, en parte como reacción y en parte en busca de nuevos caminos. La hegemonía de los dominantes está desgastada, por la propia naturaleza del capitalismo actual y por su cúmulo de crímenes, entreguismo y corrupción. Y los pueblos tienen a su favor una formidable acumulación cultural de rebeldías.
Hoy se va ampliando un polo de poderes populares con Cuba, Venezuela y Bolivia, que hace alianzas con quienes aspiran a tener autonomía y ofrecer algo a sus pueblos. Los movimientos populares combativos y conscientes son el otro polo de avance, con su capacidad de identidades, formas de lucha y acumulación de fuerzas. Ambos polos tienen nexos y deben profundizarlos, influirse uno al otro, desarrollar más las formas de liberación de las personas y las relaciones sociales, sin perder nunca de vista la urgencia de enfrentar al imperialismo que no cederá su dominio, ni la necesidad de poderes muy fuertes si queremos realizar la justicia social y disponer de los medios para llevar adelante el proyecto liberador. Es la hora también de desarrollar un pensamiento crítico. Ahora que al fin se conectan la política y la miseria, el voto y el gobierno popular, el rescate de los recursos y la soberanía con la justicia social, se precisa un pensamiento que no tema a la autocrítica y asuma sin temor los temas cruciales, que ayude a encontrar el mejor rumbo, a derribar todos los límites de lo posible, a prefigurar el futuro desde los materiales existentes pero sin atascarse en ellos. Un pensamiento crítico para la liberación socialista”
CARLOS TORRES
En La Habana
(Publicado en Punto Final ed. Nº 634, 9 de marzo, 2007)
http://www.puntofinal.cl